Hace unas semanas me subí a lo alto de un ciruelo. Desde allí las cosas se ven de otra manera. Sólo hace falta estirar la mano para coger los frutos. Las hojas te dan sombra y los pájaros te observan de la misma manera a como yo observaba a la gente que pasaba por el camino cercano ... ajenos a mi presencia.
Me comí unas cuantas y recogí otras pocas para repartirlas entre mis amigos ... pero a ellos no les sabrán igual que me supieron a mi. Para eso hay que subirse a lo alto del ciruelo y estar allí un rato ...
... allí las cosas se ven de otra manera.
lunes, 1 de septiembre de 2008
En lo alto de un ciruelo
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